SIMÓN BOLÍVAR Y LA DEMOCRACIA
A pesar de que Bolívar actúa desde 1813 como Jefe Supremo sin que el pueblo lo haya elegido democráticamente, él considera que son las circunstancias las que le obligan a asumir aquella autoridad, pero sólo mientras dure la guerra. Cuando conquiste la paz, mediante la independencia, nadie le hará sostenerse en el poder, en forma omnipotente, ni defenderá una posición distinta a la democracia.
La democracia es, esencialmente gobierno del pueblo y para el pueblo, es decir un gobierno elegido popularmente y que esté constituido por sus legítimos representantes. Esta será la eterna lucha de Bolívar, la de dar a los pueblos el mejor gobierno, darle leyes que le sean más convenientes, pero no despóticamente impuestas, sino llevada al seno de los Congresos para que sean plena y democráticamente discutidas y soberanamente sancionadas.
En su concepto de democracia van implícita la soberanía del pueblo, es decir, que sólo el pueblo es soberano, sólo el pueblo con voz propia, es capaz de discernir su verdadero destino; la libertad civil , entendida como la capacidad de pensar y actuar con autonomía, libremente iserta en el contexto de la sociedad plural, más allá de la emancipación o independencia; la abolición de la esclavitud, como algo que repugna a la humanidad; y, desde luego, la eliminación de los odiosos privilegios, como quiera que todos somos iguales.
Así, pudo decir en Angostura: “sólo la democracia, en mi concepto, es susceptible de una absoluta libertad; pero, ¿Cuál es el Gobierno Democrático que ha reunido a un tiempo, poder, prosperidad y permanencia? ¿Y no se ha visto por el contrario la aristocracia, la monarquía, cimentar grandes y poderosos Imperios por siglos y siglos? ¿Qué gobierno más antiguo que el de China? ¿Qué república ha excedido en duración a la Esparta, a la de Venecia? ¿El Imperio Romano no conquistó la tierra? ¿No tiene la Francia catorce de siglos de monarquía? ¿Quién es más grande que la Inglaterra? Estas Naciones, sin embargo, han sido o son Aristocracia y Monarquía.
A pesar de tan crueles reflexiones, yo me siento arrebatado de gozo por los grandes pasos que ha dado nuestra República al entrar en su noble carrera. Amando lo más útil, animada de los más justo y aspirando a lo más perfecto al separarse Venezuela de la Nación Española, ha recobrado su independencia, su Libertad, su Igualdad, su Soberanía Nacional. Constituyéndose en una República Democrática, proscribió la Monarquía, las distinciones, la nobleza, los fueros, los privilegios: declaró los derechos del hombre, la libertad de obrar, de pensar, de hablar y de escribir. Estos actos eminentemente liberales jamás serán demasiado admirados por la pureza que los ha dictado…”
Pero, al mismo tiempo, Bolívar alerta a los diputados de Angostura, los que habrán de formar la Constitución, acerca de las pretensiones de lo imposible y los peligros de la libertad absoluta: “No seamos presuntuosos, legisladores; seamos moderados en nuestras pretensiones: no es probable conseguir lo que no ha logrado el género humano: lo que no ha alcanzado las más grandes y sabias Naciones. La Libertad indefinida, la Democracia absoluta, son los escollos a donde han ido a estrellarse todas las esperanzas republicanas….
Vinicio Romero Martínez
Semanal Joven
13 de octubre de 1995